Pero, ¿a que actividades mentales se refiere Patanjali como fuente de nuestro sufrimiento? En su sutra I.5 nos ha avanzado que son cinco, y en el aforismo I.6 nos dirá pramâna viparyaya vîkalpa nidrâ smritayah.
Cuando hablamos de pramâna, nos estamos refiriendo a una actividad mental que produce un conocimiento adecuado, indica que la funcion psico-sensorial funciona bien y que conduce al observador hacia el conocimiento del objeto.
Este conocimiento es relativo, evidentemente, pero es un conocimiento adecuado. Así por ejemplo, si miramos el mar y decimos que lo que vemos es agua. Estamos hablando de un conocimiento. Para profundizar en ese conocimiento, habría que investigar y saber de que tipo de agua se trata. Este conocimiento puede ser más o menos relativo, complejo o limitado, pero, la actividad mental habrá conducido al observador hacia el objeto, en una relación adecuada.
Justo después dice, viparyaya, que quiere decir “al revés, vuelto, girado”. Hace alusión, con un pequeño juego de palabras, al conocimiento erroneo, y a que este conocimiento falso puede girarse, volverse contra la persona.
En la palabra vîkalpa está la idea de algo que se ha construido. No es un objeto que el observador ve (como en el ejemplo del mar), sino que es un objeto que se construye en el interior de su mente, que viene directamente de su memoria y puede ser totalmente fantástico. En algunos casos puede ser muy útil, ya que a menudo utilizamos la imaginación para explicar las cosas.
Luego, Patanjali habla del sueño (nidrâ), ya que para él, el sueño profundo es una actividad mental. Y, acaba con la palabra smriti, que significa el hecho de recordar.
En los siguientes aforismos se nos da una corta definición de cada una de estas actividades:
I.7 pratyaksha anumâna âgamah pramânâni. Cuando hay un conocimiento adecuado, ajustado, es porque se ha producido “algo” de forma ajustada en términos de actividad sensorial, razonamiento-reflexión y en términos de testimonio. Por ejemplo, ante la lluvia, puedo ver caer el agua (pratyaksa), oirla y deducir que es lluvia (anumana) u otra persona me dice que está lloviendo (âgamah).
La mayor parte de las veces, el conocimiento adecuado que tenemos de los objetos, es la combinación de estos tres origenes: utilizo la percepción de los sentidos (pratyaksha) y estos funcionan de forma correcta; me ponen en relación armónica con el objeto. En un momento dado, entro dentro de mi mismo y utilizo mi razonamiento (anumana), que es una de las facultades que poseemos como seres humanos. Y, en otro momento, recibo cierta información que es digna de confianza o fe (agamah), y la acepto.
El yoga da prioridad a pratyaksha, a nuestra experimentación mediante los sentidos. Para los niños la fuente de conocimiento principal es anamagah, de ahí que sea tan importante como hacemos la transmisión de la realidad, como la acercamos a sus mentes puras.
Podría parecernos que esta actividad mental, pramana, no va a traer sufrimiento (en contra de lo que afirma Patanjali en su sutra I.5), pero, no siempre es así. A veces, observamos o percibimos la realidad de forma correcta, tal cual es (sin alteraciones en los organos de los sentidos o en el mental), pero, la fuerza del pasado, de nuestros hábitos no nos permiten actuar de acuerdo a esa realidad.
El Camino del Yoga es, a pesar de ello, tener cada vez más momentos de pramana.
I.8 viparyayo mithyâ jnânam atad rupa pratishtham. En cuanto, al conocimiento falso, Patanjali nos dice que es como un conocimiento “mentiroso” o mezclado, porque está desviado.
Voy hacia el objeto (un objeto o realidad cualquiera) para reconocerlo, y algo se mezcla en mi observación y hace que vaya hacia un objeto que no es el que deseaba conocer. El ejemplo que se suele dar al estudiar este sûtra es el de la cuerda y la serpiente. En algún momento de la observación, hay algo que perturba mi conocimiento del objeto.
Todos sabemos que esto se produce muchas veces en nuestra vida, a todos los niveles. En nuestras relaciones, por ejemplo, es muy difícil estar siempre en una relación clara que ponga en evidencia la realidad de las cosas. En muchas ocasiones este conocimiento erróneo se produce por una observación muy rápida o superficial. ¿Cuántas veces no nos ocurre esto en nuestra vida actual?
Para los Vedas, que creen que todo es “maya”, toda la observación y el conocimiento que de ella se desprende, sería de este tipo: viparyaya.
El Yoga es evolucionar desde este tipo de conocimiento inadecuado, hacia la observación correcta, aunque esta apreciación errónea de la vida, puede ser necesaria en nuestro camino de aprendizaje.
Patanjali continua en el Sutra siguiente (I.9 shabda jnâna anupâtî vastu shûnyo vikalpah ), diciéndonos que es la imaginación y nos dice que en ella hay un vacío. El vacío del objeto que queremos conocer. No hay tal objeto material, ya que está construido con la memoria del observador, con las palabras, y con todo aquello que hemos introducido en nuestra memoria y nos sirve para construir ese objeto imaginario.
Muchas veces la imaginación nos impide conocer adecuadamente muchas cosas. Nos volvemos hacia un objeto, nuestra mente está turbada por ciertas imágenes o recuerdos y nos equivocamos en la apreciación correcta de la realidad. Es muy importante, reconocer que el conocimiento inadecuado y la imaginación colaboran entre sí. A veces estas actividades colaboran de forma útil, de hecho, gracias a esta función surgen todas nuestras creaciones e invenciones, nuestras premoniciones. En este caso, esta capacidad es positiva, aunque hay otras muchas situaciones en que no lo es.
Para el Yoga, todo lo que se percibe existe, incluso la imaginación más loca.
El sûtra I.10 abhâva pratyaya âlambanâ tamo vrittir nidrâ, nos da la definición de NIDRA, y nos dice que es una actividad mental caracterizada por la no existencia de contenido mental, que se apoya en la cualidad de tamas, en la pesadez. El sueño sin sueños es la actividad de la mente cuando se eliminan todas las otras.
Esta característica, de sueño profundo, no siempre se da en los seres humanos. Si mientras duermo tengo sueños, lo que se produce es svapna: sueño con sueños, y en este caso, lo que se pone en juego es la actividad de nuestra imaginación y el recuerdo.
De que se produzca o no, depende el descanso y el bienestar al despertar. Se dice que en el sueño profundo, en este estado de nidra, la conciencia personal descansa en brazos de la conciencia universal, y de ahí el descanso y la recarga que experimentamos al despertar.
También se puede provocar esta sensación. El Yoga Nidra, busca conseguirlo, mediante visualizaciones guiadas que nos llevan a ese estado de descanso.
Y, termina Patanjali definiéndonos la memoria ( SMRITI) en el aforismo I.11, último de esta segunda sección del primer libro: anubhûta vishaya asampramoshah smritih.
Nos dice que la memoria es aquellos objetos de los sentidos que han impresionado a la mente, que ha percibido la mente y que no se han olvidado. Hemos tenido una experiencia, hemos vivido algo y por tanto se convierte en algo nuestro. Nada de lo vivido se pierde, todo queda retenido en nuestra memoria.
Esta actividad de nuestra mente es muy importante, porque sin ella, sin nuestra memoria no podríamos hacer nada.
Así es como actúa nuestra mente en la actividad cotidiana u ordinaria, veo las cosas, la realidad de forma correcta, incorrecta, me la imagino, la recuerdo o...sino actúa ninguna de estas actividades es porque estoy en estado de nidra (de sueño profundo). Todas ellas actúan en conjunto, ya que no son totalmente individuales, sino que interactúan entre sí.
Que nos traigan sufrimiento o no, depende de su juego, de la forma en que estas actividades actúan en nosotros. Y, debemos tener presente que YOGA es un gran apaciguamiento de la mente, donde prevalece el Ser, al no identificarnos con la mente, ni con sus actividades.
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