En el budismo encontramos la existencia de los Tres Preceptos Puros. No son imperativos morales o éticos, ni órdenes que alguien dé y que la gente haya de seguir. La moral es una ciencia dualista que se debate entre el Bien y el Mal.
La palabra “precepto” en sánscrito, sîla, en japonés kai, significa crear un hábito. Crear un hábito de vida basado en las enseñanzas del Buda. Esta es la práctica de la vida espiritual y se llama voto. Voto es seguir una dirección adecuada, continuamente.
Los preceptos budistas forman parte de la naturaleza innata de todo ser humano. No son algo aprendido pero hay que generar las condiciones favorables para que la naturaleza del ser humano surja sin alteraciones. No tratamos con ellos de buscar un estado ideal o especial de conciencia; se trata de reencontrarnos con nuestra naturaleza original e indiferenciada. Por ello, nosotros recitamos a diario estos grandes votos:
• Disolver la ilusión del mal
• Fortalecer el Bien
Estos preceptos son el desarrollo de una mente iluminada que aúna en equilibro la SABIDURÍA (expansión de la conciencia) y la COMPASIÓN (expansión emocional)
Facilitado por
Denkô Mesa - http://denkomesa.blogspot.com/
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