Comenzamos hoy un nuevo apartado dedicado al TANGO.
Por y para todos los amantes de esta bella danza, que también puede ser...otra forma de YOGA.
Desde la gratitud a tod@s los que me han acompañado y enseñado en este camino.
Desde la gratitud a tod@s los que me han acompañado y enseñado en este camino.
La palabra española «yoga» proviene del sánscrito ioga, que a su vez procede del verbo yuj [iush]: ‘colocar el yugo [a dos bueyes, para unirlos], concentrar la mente, absorberse en meditación, recordar, unir, conectar, otorgar, etc.’. El verbo yuj es la misma raíz indoeuropea de los términos castellanos «yugo» y «conyugal».
Y, acaso cuando nos entregamos al abrazo y la cadencia del tango, ¿no se experimenta una forma de conexión, de unión? ¿Acaso no nos sentimos concentrados y absortos en esos minutos en que dura esa pieza musical?. Es (al menos para mi) otra forma de trabajar el equilibrio, la escucha activa, la paciencia y tolerancia; y de experimentar una conexión con uno mismo, con "el otro" (el hermano con el que nos encontramos en ese abrazo ... siempre único) y al fin, con el Cosmos.
Inaguramos esta sección con estos dos tangos:
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