
Si en la primera fase experimentamos nuestra
fuerza a través de los límites físicos, ahora lo hacemos a través de
los límites psíquicos. Si en la primera etapa nuestra fuerza interior
se basaba en nuestra capacidad de establecer límites y romper esquemas
por la fuerza, ahora experimentaremos nuestra fortaleza interior a
través de la paz. Si anteriormente liderábamos señalando y enjuiciando
lo que no funcionaba, ahora lo haremos a través del ejemplo.
En esta segunda etapa nos esforzaremos más por
sostener el equilibrio y la armonía en nuestra vida, por lo que
rehuiremos los conflictos, evitando la confrontación, armonizando
naturalmente con la energía que nos rodea.
Si en la primera etapa buscábamos “cambiar al
mundo” ahora buscaremos “cambiar nosotros primero para que como
consecuencia, cambie el mundo”.
Los niveles de sensibilidad son más profundos
en esta etapa y si bien, en esta etapa ya no se juzga tan duramente a
los demás, aunque si se puede caer en el no poder comprender “la falta
de humanidad del hombre hacia el hombre y el planeta mismo”.
En esta etapa es prácticamente imposible
sostener ningún tipo de violencia, sea real o ficticia (películas,
noticias, t.v., etc.).
Al expandirse más los niveles de percepción,
tendremos problemas al estar en sitios donde prevalezca el exceso, por
lo tanto, evitaremos lugares donde haya mucho ruido, mucha gente, mucha
luz, colores, emociones negativas en otros, olores, comidas, productos
químicos, la ropa de fibra sintéticas, violencia, el dolor de otros,
la conciencia de grupo, las frecuencias electromagnéticas, los destellos
solares. Se perciben con creces todas las energías que los rodean. La
sensibilidad hace que todo se “magnifique” haciendo esto abrumador para
quien lo experimenta de esta forma. Por lo tanto, se tendrá la
tendencia a evitar centros comerciales o lugares con demasiadas
energías diferentes. Si el entorno es extremadamente intenso o
violento, tenderemos a retraernos y desconectarnos como forma de
protección.
Al tener una mayor percepción de las
vibraciones que nos rodean, entonces entramos en una mayor comunicación
con el arte y la creatividad, no solo se disfruta cualquier expresión
del arte, como la música, sino que cada nota se experimenta en todo
nuestro ser.
Al entrar en mayor conexión con la compasión,
el amor y la empatía, se va desarrollando mayores niveles de inocencia y
pureza, falta de malicia, lo que muchas veces impide aceptar que
muchas personas pudieran tener intenciones negativas o de dañar, lo que
nos deja con cierta desprotección, sobre todo, en el tema de lo
afectivo.
Se puede tener la tendencia a ocultar sus
emociones por miedo a su amplificación y a la pérdida de control, por
lo que se pudiera dar la impresión de ser impasibles o insensibles para
las personas que les rodean.
Es posible también ocultar sus sentimientos por temor a ser lastimados, no comprendidos o rechazados.
Si bien, en este nivel es posible experimentar
el amor y la alegría a grandes dimensiones, también experimentamos el
dolor magnificado, por lo que, a modo de protección, cerramos nuestros
sentimientos a los demás.
Una vez trascendido el miedo, se pueden lograr relaciones largas y profundas con las personas que ofrecen amor incondicional.
Dentro de este proceso comenzamos a equilibrar
las energías ying y yang, nuestras polaridades masculinas y femeninas
logrando mayor conexión con nosotros mismos al construir nuestros
deseos.
No se concibe el mundo material separado del espiritual.
Se amplifican la conexión con los niños y los animales.
El cuerpo físico y la mirada se van transformando, logrando irradiar cada vez mas paz, amor y tranquilidad.
Viven sus dones como algo natural y no como
algo fenomenológico por lo que se puede perder el valor de sus
cualidades pues los dones están tan integrados ya, que se manejan como
algo natural, pensando que “todo mundo manifiesta el mismo don”. Muchos
Maestros pierden la noción de lo importante que es transmitir su
conocimiento y sabiduría por pensar que no se tiene nada importante que
aportar, pues ya no se percibe su sabiduría como algo único, sino como
algo “normal que está integrado en todos”.
Extraído del taller "2012 - El Despertar Sagrado" de http://www.rutasdelalma.com/
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