Les comparto una interesante entrevista
públicada hace un tiempo atrás en el País, que se le hizo a Phap Lieu,
monje francés de origen vietnamita, que se ordenó como monje, con el
maestro Zen Thich Nhat Hanh, a la edad de 35 años y que nueve años
después, Phap Lieu asegura que nunca se arrepintió de abandonar su
carrera de cardiólogo porque como monje puede “ofrecer una ayuda mucho
más profunda”, con el trabajo que realiza en retiros sobre Mindfulness,
(Atención Plena) .
¿Qué le llevó a abandonar la medicina para hacerse monje?
Muchos piensan que primero hay que tener
una carrera exitosa, una familia, una casa, etc y dejan la parte
espiritual de su vida para cuando se retiren. Pero yo no quería dejar la
felicidad para después, y no estaba seguro de que mi carrera pudiera
procurarme felicidad. Así que preferí aprender en el monasterio la
práctica de la felicidad. Para mí mismo y para los demás.
Como médico, sin embargo, seguramente tenía muchas posibilidades de ayudar a la gente.
Mi padre era médico. Pudo ayudar a mucha
gente, es cierto, pero al final de su vida creo que todavía tenía mucho
sufrimiento dentro. No pudo transformarse. Por eso creo que hay algo
incompleto, erróneo, en esta manera de ayudar a la gente cuando tú mismo
no puedes ser feliz.
Como médico, cuando llega un paciente a
tu consulta le ayudas a reparar su cuerpo, mejorar su dolor físico. Pero
si cuando el paciente vuelve a casa retoma sus hábitos normales de
consumir y relacionarse con su familia, en realidad no ayudas mucho.
Como monje, puedo ofrecer una ayuda mucho más profunda.
¿Esto significa que no echa de menos la práctica de la medicina?
¡No! Especialmente cuando me encuentro
con médicos, la mayoría tan infelices. Pueden tener mucho dinero y
prestigio social, pero siempre están ocupados, sin tiempo para dedicar a
su familia. Como monje, tengo tiempo para mí y para otros. Estos
retiros sobre meditación y salud son una manera de practicar la medicina
para el cuerpo y la mente.
¿Cuál es la relación entre meditación y salud?
La salud es del cuerpo y de la mente,
son una misma cosa. Para cuidar del cuerpo necesitamos volver a él. En
nuestra vida cotidiana, ocupamos la mente con nuestros proyectos y
preocupaciones y no bajamos apenas a nuestro cuerpo. La meditación
supone, en primer lugar, volver al cuerpo.
¿Cómo, exactamente?
La meditación no es sólo estar sentado.
Abarca todas nuestras actividades cotidianas. Mucha gente cree que
meditar es vaciar la mente, pero la práctica de observar con atención la
respiración supone volver al cuerpo. La respiración es el puente entre
cuerpo y mente.
¿Cuál es su idea de una persona sana?
Para mí la salud es armonía. Armonía en tu cuerpo y en tu mente. La meditación ayuda a recuperarla.
¿Cómo conseguir esa armonía?
Disponer de tiempo para volver a
nosotros mismos es el primer paso. Cada familia debería disponer de una
“habitación para respirar”, para pasar 15 o 20 minutos por la mañana al
levantarse o por la noche, antes de acostarse, siguiendo el ritmo de la
respiración y volviendo a uno mismo. La idea es traer la meditación a la
vida cotidiana. Al lugar de trabajo, a la familia. Meditas cuando
preparas el desayuno, friegas los platos… sigues tu respiración siempre
que puedes.
Este es un consejo que no se escucha en la consulta del médico.
Los médicos hacen frente a mucho sufrimiento y mucha burocracia. Entre las preocupaciones y la falta de tiempo les resulta muy difícil tener una vida familiar feliz. Y, por supuesto, no saben cómo ocuparse de ellos mismos. Desafortunadamente, en las escuelas de medicina no hay clases para aprender a ocuparse de uno mismo.
Los médicos hacen frente a mucho sufrimiento y mucha burocracia. Entre las preocupaciones y la falta de tiempo les resulta muy difícil tener una vida familiar feliz. Y, por supuesto, no saben cómo ocuparse de ellos mismos. Desafortunadamente, en las escuelas de medicina no hay clases para aprender a ocuparse de uno mismo.
Como monje y cardiólogo, ¿cuál es su consejo para la buena salud del corazón?
La palabra corazón significa en
vietnamita lo mismo que mente. La salud de mi mente es la de mi corazón,
y viceversa. Una práctica importante es aprender a abrir el corazón. A
desarrollar un gran corazón capaz de abrazar tanto las flaquezas como
las virtudes.
En sus retiros resalta la importancia de la nutrición.
Somos lo que comemos. Si introducimos
toxinas en nuestro cuerpo, será muy difícil cultivar la salud. Para
evitarlo, y para evitar las toxinas en la madre tierra, nuestra manera
de consumir tiene mucho que ver con el camino espiritual. Recomendamos
consumir con moderación alimentos que traigan paz, a nosotros mismos y a
la tierra. Recomendamos comer menos carne, comida ecológica y, si es
posible, cultivar un huerto, porque trabajarlo es también meditación. Es
muy saludable hundir las manos en la tierra.
La medicina occidental apenas si contempla la posibilidad de la auto-curación. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Si estás totalmente consciente y
presente en tu cuerpo es posible dirigir la energía y ayudar a que la
zona dolorida o enferma se relaje profundamente. La relajación puede ir
ahondándose más y más, desde la primera capa de músculos hasta los
diferentes órganos. Creas así las condiciones para que la energía fluya
sin obstáculos, y desarrollas tu capacidad de auto-curación. La medicina
occidental todavía no está prestando atención a esto.
Hoy tengo un día bajo. ¿Cuál es su consejo?
La práctica de la atención plena nos
ayuda a ser conscientes de ello. Este es el primer paso. El segundo es
aceptarlo. Y, el tercero, entender que nada es permanente. Tras el
momento bajo, llegará el alto. Y así sucesivamente.
Publicado en http://sarvavita.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.