A medida que vamos creciendo y llegando a
la adultez, vamos coleccionando muchos sentimientos perturbadores, ya
sea de dolor, ira, fustración, dentro de otras y a medida que avanzan
los años si no se tratan estos sentimientos van creciendo y tomando
poder. En el Budismo existe una practica muy bonita, que se llama el
Riego Selectivo y que nos ayuda a trabajar para controlar y terminar
con estos sentimientos perturbadores. Se dice que es muy eficaz.
Cuando te
enojas con mucha facilidad es porque la energía de la ira que hay en ti
se ha regado con frecuencia a lo largo de los años. Has dejado que se
regara. No has firmado ningún contrato con la gente que te rodea
pactando regar sólo las buenas semillas. No has practicado el
protegerte, y si no te proteges a ti mismo, no podrás proteger a los
seres que amas. Cuando abrazamos la ira y cuidamos de ella, nos sentimos
mejor. Podemos observarla con más profundidad y descubrir muchas cosas.
Nuestro primer descubrimiento quizá sea
que la semilla de la ira que hay en nosotros ha crecido demasiado y que
es la principal causa de nuestra desdicha. Cuando empezamos a verlo,
advertimos que la otra persona sólo ha sido una causa secundaria, que no
ha sido la principal causante de nuestra ira.
Si seguimos observando profundamente,
vemos que la otra persona también está sufriendo muchísimo, y alguien
que sufra mucho hará siempre sufrir a los que les rodean. Como no sabe
manejar, abrazar o transformar su sufrimiento, va aumentando día a día.
Si en el pasado la hubiéramos ayudado, si hubiéramos practicado el riego
selectivo regando las semillas positivas que hay en ella, ahora no se
encontraría en esta situación.
Has de proteger a ti y a tus seres queridos practicando el riego selectivo, diciendo:
“Cariño, si de veras te preocupas por
mí, si de veras me amas,te ruego que no riegues cada día las semillas
negativas que hay en mí, porque de lo contrario seré muy infeliz, y si
lo soy, también te haré infeliz a ti. Te pido por favor que no riegues
las semillas de la ira, la intolerancia, la irritación o la desesperanza
que hay en mí. Y yo te prometo no regar esas mismas semillas que hay en
ti. Sé que tú también tienes semillas negativas, y tendré mucho cuidado
en no regarlas, porque sé que si lo hago, serás muy infeliz.
Y entonces yo también sufriré. Te
prometo regar sólo las semillas positivas que hay en ti: las semillas
del amor, la compasión y la comprensión”.
El maestro Thich Nhat Hanh cuenta la
siguiente historia: Hace algunos años, un matrimonio de Burdeos vino a
Plum Village para asistir a una charla sobre el Dharma. Celebrábamos el
nacimiento del Buda y yo iba a hablar sobre el riego selectivo, sobre la
importancia de regar las flores.
En el transcurso de la charla sobre el Dharma noté que aquella señora de Burdeos estaba llorando en silencio.
Después de finalizar las enseñanzas, me acerqué a su marido y le dije:
“Necesita regar su flor”. Él comprendió
en el acto lo que yo quise decirle, y mientras volvían a casa empezó a
regar las semillas positivas de su esposa. El viaje sólo duró una hora y
diez minutos, pero al llegar a casa, los hijos se sorprendieron mucho
al ver a su madre tan fresca y feliz porque hacía mucho tiempo que no la
veían en ese estado.
Había muchas semillas maravillosas en
ella, pero su esposo no las había reconocido, no las había regado, sólo
había regado las semillas negativas de su mujer porque no había hecho
esta práctica. No es que no fuera capaz de regar las semillas positivas
que había en ella, era muy capaz de regar la flor,pero necesitaba ir a
Plum Village para que le recordaran esta práctica.
Necesitaba que su maestro le animara a
hacerlo. Por eso es tan importante formar parte de una comunidad de
practicantes; necesitas la sangha, necesitas tener un hermano, una
hermana o un amigo que te recuerde lo que ya sabes. El Dharma está en
ti, pero para que se manifieste y se convierta en una realidad, necesita
también ser regado. Si realmente has practicado el regar las semillas
positivas que hay en la persona amada, no te causará hoy demasiado
sufrimiento. Por tanto, tú eres en parte el responsable de tu
sufrimiento.
Facilitado por www.sarvavita.com
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