El propósito de nuestra vida no es sólo resolver nuestros problemas, y obtener felicidad para nosotros mismos. El propósito de nuestra vida es ser de utitlidad para los demás, ya sea para uno o para muchos más. Este es el sentido de nuestra vida, nuestra responsabilidad universal. Si no tienes compasión nadie recibe la paz y la felicidad que tú puedes ofrecer, pero si la desarrollas, toda la paz y la felicidad que experimentan los seres, la reciben de ti. Por lo tanto, tienes la responsabilidad universal de llevar paz y felicidad a todos y cada uno de los seres que sienten. Al no causar perjuicio a nadie, estás ofreciendo paz y felicidad a todos los seres. Lama Zopa Rimpoche.
Se vive hoy en día en un mundo donde todo es competir, ser el mejor, lograr objetivos y metas, sumergidos totalmente en uno mismo, en nuestro ” yo “, muchas veces no importa el cómo se van a lograr los objetivos, lo importante es conseguirlo, sin importar si se daña a alguien directa o indirectamente. El propósito es la felicidad?, pero de qué tipo de felicidad se está hablando? de una felicidad temporal y egoísta?. Hoy lo consigues, mañana lo olvidas, todo esto es causa de nuestro “yo” neurótico que no para de vivir en deseo tras deseo, haciendo perderse en el mundo del ego.
Todos buscamos ser felicices, pero si se desea ser verdaderamente feliz, no hay que olvidar que la felicidad es compartida y que todos los seres esperan ser felices, somos seres interdependientes, nos necesitamos unos a otros para ser feliz.
Si no hay compasión en tu corazón, lo que queda es el ego, la mente egocéntrica. Esto significa que tu vida entera está dedicada a tu propia felicidad. Y qué pasa con los demás?. Por eso es tan fácil chocar con los demás cuando te encuentras bajo la influencia del ego. La mente egocéntrica causa problemas, dificulta las buenas relaciones, crea desarmonía. Cuanto más poderoso es el ego, mayores son los problemas que se experimenta en tu vida. A los demás les resulta difícil permanecer a tu lado y si alguna vez encuentras un amigo, tu ego y las otras emociones se encargarán, tarde o temprano, de transformar a tu amigo en enemigo, pues el ego genera apego y el apego provoca enfado.
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