sábado, 5 de febrero de 2011

LA ESTRELLA DE MAR

Esto puede aplicarse a todas aquellas personas que hacen lo correcto, aunque otras miren para otro lado y no actúen. 
Para los que velamos por los animales, por el planeta, por la sociedad. 
Que los demás no hagan nada no justifica nuestra inactividad.

Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez.

Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

Intrigado, lo interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo cual me respondió:

Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano.
Como ves, la marea es baja y estas estrellas han quedado en la orilla, si no las arrojo de nuevo al mar morirán aquí por falta de oxígeno.

Entiendo, le dije, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa.

No puedes lanzarlas a todas, son demasiadas. Y quizás no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?

El nativo sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió: ¡Para esta si lo tuvo!

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