martes, 11 de octubre de 2011

UN TERCIO DE LA COMIDA SE TIRA



Opulencia con consecuencias | El despilfarro perjudica al medio ambiente y a los países pobres


Occidente ha pasado de las cartillas de racionamiento al despilfarro de los alimentos.
Más de un tercio de la comida que se produce en el mundo acaba en el cubo de la basura. Las consecuencias de de este derroche no son anecdóticas, ya que afectan de forma directa a la mal nutrición del Tercer Mundo -con el aumento de precios de los alimentos básicos y al deterioro del medio ambiente, con la emisión del 20% de los gases invernaderos por parte del sector alimenticio.
Los datos son contundentes. Estados Unidos y Europa tienen dos veces más comida de la necesaria para satisfacer las necesidades nutricionales de su población. De hecho, sólo con los 40 millones de toneladas de alimentos desechadas cada año en EE UU -en Europa se tiran hasta 89 millones anuales- se podría alimentar a las cerca de 1.000 millones de personas hambrientas en todo el mundo.
"Se trata de una cuestión ética que durante muchos años se ha intentado tapar por parte de la industria alimenticia. La imagen de la comida arrojada en vertederos debería hacernos reflexionar a todos", explica a ADN el investigador y activista Tristram Stuart, autor de Despilfarro, que culpabiliza a agricultores y multinacionales, y también a los consumidores: "Tenemos que comprar lo que comemos y comer lo que compramos. Tan sencillo como eso".
Las cadenas de supermercados rechazan el 30% de las frutas y verduras por simples cuestiones estéticas. "Si las manzanas no tienen la forma perfecta se tiran a la basura, aunque tengan exactamente el mismo sabor", cuenta Stuart. El despilfarro también ha llegado al mar. Según las investigaciones de la Universidad de Sussex, en las aguas europeas se desecha casi la mitad de los peces capturados.
Alimentos caducados
La fecha de caducidad de los productos tiene buena parte de culpa en el derroche. Según Stuart, "no es peligroso comer un alimento caducado, ya que las fechas puestas por las empresas sólo sirven para protegerse ante posibles litigios judiciales. Incluso se han convertido en una práctica herramienta de marketing". Así, asegura que si el alimento está en buen estado, no deberíamos rechazarlo.
EL COMPROMISO DIARIO DE UN ‘FREEGANO’
Tristam Stuart (Londres, 1977) lleva su lucha hasta las últimas consecuencias. Se hizo freegano a los 16 años y desde entonces se alimenta de lo que los supermercados y otras tiendas arrojan a los contenedores.
El autor de Despilfarro, investigador de la Universidad de Sussex, lleva toda su vida denunciando "el escándalo global de la comida" y las miles de toneladas de alimentos que se desperdician en la cadena alimentaria.
Tras la entrevista en Barcelona pregunta cuántos ejemplares tiene ADN y pide a sus lectores que reciclen el diario. Para volver a Londres, decide coger un tren "porque los aviones contaminan demasiado". Está organizando en varias ciudades europeas un evento llamado "Feeding the 5.000" en la que se recupera la comida rechazada.

CONSUMO RESPONSABLE
1 Comprar. Los consumidores pueden contribuir a rebajar el exceso alimentario en el mundo. La clave reside en hacer una lista de la compra con los productos que realmente se necesitan. También es recomendable ir más de una vez a la semana al supermercado y no hacer compras para todo el mes.
2 Cocinar. Para evitar tirar alimentos es recomendable preparar raciones no muy grandes e intentar reutilizar las sobras para la siguente comida. El pan del día que sobra se puede guardar en el congelador.
3 Comer. Los productos de los supermercados tienen fecha de caducidad con amplios márgenes de error. Si los alimentos tienen buen aspecto y gusto es que todavía se pueden comer.
4 Verduras. Los establecimientos rechazan las frutas y verduras que no siguen determinados cánones estéticos. Una forma de cambiar esta práctica es comprar frutas y verduras irregulares, que tienen el mismo sabor.
5 Pescado. Informarse de las especies amenazadas en el mar -cada vez hay más y no comprarlas en la pescadería. El consumo responsable también pasa por no comer peces de pequeño tamaño.



Despilfarro

Despilfarro

Tristram Stuart

Título alternativo: El escándalo global de la comida
Editorial: Alianza
Año publicación: 2011
 
Despilfarro de Tristram Stuart:
¿Verdaderamente tiene el mundo un problema alimentario? Los países ricos desechan hasta la mitad de sus recursos alimentarios, mientras que, en los países en desarrollo, las pérdidas se deben a la carencia de infraestructuras básicas: el problema no es la falta de alimentos, sino todo lo contrario, su despilfarro. Investigación objetiva y exploración personal, este libro aborda todos los aspectos de una de las cuestiones sociales y medioambientales más acuciantes, y muestra cómo la forma en que vivimos ha generado una crisis global de alimentos y qué podemos hacer para remediarla. Desde Yorkshire hasta China, desde Pakistán hasta Japón, Stuart nos presenta a criadores de cerdos, cultivadores de patatas, freegans, directores de la industria… y, junto a los ejemplos más escandalosos de derroche, soluciones sencillas y alentadoras. “…


Stuart demuestra que si los consumidores, los políticos y las empresas introdujeran sencillos cambios se podría reducir radicalmente el despilfarro. Revela los aspectos más vergonzosos de la cadena de suministro que propician el despilfarro de más de un tercio de la comida en los países ricos, mientras casi mil millones de personas están malnutridas… Stuart sostiene que la comida es un recurso global esencial y que reducir su despilfarro puede tener consecuencias positivas, tanto individualmente como para la economía y la ecología del mundo… 

ADN PLUS 10.10.2011

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