miércoles, 13 de julio de 2011

Sûtra I.19

Comenzamos con este Sûtra, la cuarta sección (comprende los aforismos 19 a 22). Es la última sección de la primera parte, del primer libro de los Yoga-sûtras. Recordamos que en las secciones anteriores, Patanjali nos ha hablado de lo siguiente:

En la primera sección nos ha presentado el yoga de una forma muy sencilla. Presenta el estado del yoga, desde el aforismo de yoga citta vritti nirodhah, en relación a la actividad ordinaria de la mente.

La segunda sección,  va a dedicarla a decirnos que es esa actividad normal de la mente.

Y, luego, en la tercera sección precisa el camino del yoga, de una manera más concreta: práctica asidua y desapego. Y, expone los resultados: los distintos niveles de samâdhi.

Y, ahora en esta cuarta sección va a hablarnos de la persona que está en el camino del yoga, que está instalada en una práctica muy regular, y que ha desarrollado un alto nivel de desapego. Va a decirnos que es un YOGUI.

 En el aforismo 19 (bhava pratyaya videha prakriti layânâm) se dice que hay personas, que se podría decir que son yoguis de nacimiento. Son personas capaces de alcanzar esos estados de samâdhi, de forma casi natural, a causa de su nacimiento.



 Estar profundamente comprometido en la búsqueda del yoga implica la presencia de una fuerza interior estimulante. Este condicionamiento tan poderoso existe de forma innata en algunas personas. En aquellos que “están sumergidos en su fuente”.

En India, cuando se comenta este aforismo, se dice que se obtiene ese estado porque en la vida anterior estas personas han hecho un trabajo personal. No llegaron a alcanzar la liberación, pero, a causa de ese trabajo, en su encarnación actual, están en un estado adecuado, ideal para continuar por esta misma vía. Se da en ellos “una acumulación de méritos”, adquiridos en vidas pasadas.

Patanjali utiliza dos términos distintos en este sutra para referirse a esas personas: “videha” y “prakritilaya”. Se suele traducir videha por “privado de cuerpo, que no tiene cuerpo, desencarnado, muerto”, y a veces, como ocurrirá en el sutra III.43, por “liberado en vida”.  Y, prakritilaya como “inmerso en la prakritti”.

Si esos “videha” se reencarnan dotados de disposiciones muy particulares en los campos de la concentración del espíritu, de la paz interior o de ciertas realizaciones que implican una poderosa actividad mental (sidhis); los prakritilaya son aún más avanzados. Se dice que alcanzaron anteriormente un muy alto nivel de conciencia y vienen a este mundo en una situación próxima a la realización. Están en lo más alto. Se habla incluso de “seres celestiales bajados de nuevo a la naturaleza”.

Se dicen muchas cosas, en los comentarios, relacionadas con estos términos, a veces muy distintos unos de otros. Pero, quizás, lo más sencillo e importante sería recordar que, de nacimiento, hay personas que están muy interesadas y atraídas por la vida interior. A menudo, son personas excepcionales.

Pero, además, por la manera en que Patanjali dice estas cosas y hace referencia al término prayatya (que puede significar “los movimientos del espíritu”), nos deja entrever algo más: estas personas excepcionales pueden “caer” de nuevo en la agitación, pueden ser atraídos de nuevo por la prakritti y experimentar una regresión hacia las agitaciones propias de la vida de los seres humanos corrientes.

Se dice  que el riesgo es importante, ya que el acceso de forma fácil a una serie de poderes o capacidades, es muy tentador. Si se apegan a ello serán incapaces de avanzar, y la caída muy dolorosa.

Esta advertencia nos recuerda varias cosas siempre importantes:

. Por un lado, que las cualidades innatas son armas de doble filo. Especialmente si en esa “buena suerte” obtenida de nacimiento, se olvida (como insistía el maestro Krishnamacharya) lo esencial: la búsqueda de Dios, de “Aquel que gobierna”.

. Por otro, que incluso aunque se llegue a un nivel muy alto de realización hay que estar muy atento porque pueden surgir cosas de nuestras profundidades y hacerte caer en un momento.

. Y, a la vez nos permite intuir la razón por la que los poderes extraordinarios, adquiridos desde el nacimiento (janmasiddhi), se consideran (como veremos en el libro IV) como inferiores a los obtenidos por otros medios.



   En los siguientes sûtras, de esta sección, Patanjali nos dirá la herramienta principal con la que contamos el resto de buscadores “normales”: la FE.

http://www.etyviniyoga.es/index.php?option=com_content&view=article&id=247&Itemid=153

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