La voz lógica del ego nos aconseja que seamos bondadosos con los demás, ser niños y niñas buenos y llevar una vida modosa e inocente. Tenemos un trabajo ordinario y alquilamos un cuarto o un apartamento cómodo. Nos gustaría seguir viviendo así, pero de pronto algo nos arranca de nuestro nido acogedor.
O nos sentimos extremadamente deprimidos o nos sucede algo atrozmente doloroso.
Comenzamos a preguntarnos por qué el cielo ha sido tan despiadado. "¿Por qué habrá de castigarme Dios? He sido una buena persona. No he lastimado a nadie".
¿Qué es lo que estamos tratando de asegurar? ¿Por qué ponemos tanto afán en protegernos? La energía impensada de la compasión despiadada nos arrebata nuestras comodidades y seguridades. Si nunca pasáramos por esta conmoción, no podríamos crecer. Necesitamos una sacudida que nos saque de nuestro estilo de vida regular, monótono y cómodo. El propósito de la meditación no es meramente ser una persona honrada y buena en el sentido convencional, tratando sólo de mantener nuestra propia seguridad. Tenemos que comenzar a ser compasivos y sabios en el sentido fundamental, tenemos que abrirnos y relacionarnos con el mundo tal cual es.
Del libro Más Allá del materialismo espiritual de Chögyam Trungpa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.