Cada vez anhelo más el silencio, la paciencia, la distancia. Cuanto más ruido hay en el exterior, más dosis de estos tres elementos necesito en mi interior.
Para que nuestras emociones gocen de buena salud y no saltemos como chispas a la mínima de cambio es necesario que cultivemos el silencio, que nos regalemos momentos de silencio a nosotros mismos, a determinada hora del día, por la mañana o por la noche, dedicarnos silencio.
También necesitamos la paciencia cuando hemos de tomar una decisión, para tomarnos nuestro tiempo, evitando así reaccionar casi automáticamente.
Y, la distancia se hace cada vez más necesaria en nuestra relación con los demás, ni tan alejados pero tampoco tan enganchados. Una distancia emocional prudente para poder permanecer en nuestro centro cuando el otro o los otros nos pueden hacer daño con sus respuestas emocionales tales como ira o celos. Se trata de no contagiarnos por esas emociones, lo cual sería fácil si estamos muy apegados a los demás.
Y, tú, ¿practicas el silencio, la distancia y la paciencia?
Escrito por: Mayte Saavedra, directora del Portal de Inteligencia Emocional
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