Un aspecto fundamental de la consciencia
Esta cualidad temporal y circunstancial se vuelve clara cuando nos damos cuenta que la cualidad primaria de la consciencia es el simplemente saber. Como el agua del ejemplo anterior, el saber o la consciencia atenta no es en sí, ni buena ni mala. Si vemos lo que hay detrás del flujo turbulento de los pensamientos y emociones transitorias que pasan por nuestras mentes durante el día y la noche, este aspecto fundamental de la consciencia siempre está ahí. La atención consciente hace posible que podamos percibir a todo tipo de fenómenos. El budismo describe la cualidad básica cognitiva de la mente como luminosa ya que ilumina tanto al mundo externo a través de las percepciones como al mundo interior con las sensaciones, emociones, razonamiento, memoria, esperanza y miedo.
Aunque esta facultad cognitiva se encuentra subyacente en cada evento mental, no está en sí, afectada por ninguno de esos eventos. Un rayo de luz puede brillar sobre un rostro desfigurado por odio o sobre una cara sonriente; puede brillar sobre una joya o un montón de basura; pero la luz en sí no es ni odiosa ni amorosa, ni sucia ni limpia. El entender que la naturaleza esencial de la consciencia es neutral nos demuestra que es posible cambiar nuestro universo mental; somos capaces de transformar el contenido de nuestros pensamientos y experiencias.
El trasfondo luminoso y neutral de nuestra consciencia nos provee el espacio necesario para poder observar los eventos mentales en lugar de estar a su merced. Tenemos entonces el espacio que necesitamos para crear las condiciones necesarias para transformar estos eventos mentales.
De la edición de Septiembre 2010 de Shambhala Sun “Como Meditar”.
Extractos tomados del libro “El Arte de la Meditación” de Matthieu Ricard, publicado por Ediciones Urano © 2009.
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