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miércoles, 27 de febrero de 2019
martes, 5 de febrero de 2019
PENSAMIENTO DE LA SEMANA
Cuando las enseñanzas dicen que tenemos que reducir nuestra fascinación por las cosas de esta vida, esto no significa que debamos abandonarlas por completo. Significa evitar la tendencia natural a pasar de la euforia a la depresión como reacción a los altibajos de la vida, saltando de alegría cuando se tiene un poco de éxito, o queriendo saltar por la ventana si no consigues lo que quieres. Ser menos preocupados por los asuntos de la vida significa asumir sus altos y bajos, con una mente amplia y estable.
Enseñanza oral impartida en Schneverdingen, Alemania, 1998, traducida por el autor
FOURTEENTH DALAI LAMA, TENZIN GYATSO (b. 1936)
miércoles, 16 de agosto de 2017
martes, 21 de enero de 2014
viernes, 10 de enero de 2014
¿Cómo pueden ayudarnos las enseñanzas en esta crisis?
Pregunta a Thich Nhat Hanh, Plum Village, 1 de agosto de 2013
domingo, 15 de septiembre de 2013
¿Buscas la aprobación de los demás?
¿Te
descubres a veces ansiando la aprobación de los demás y haciendo lo que
sea necesario para obtenerla? Con frecuencia hacemos cosas simplemente
para complacer a los demás. Sin embargo, vivir en base a la aprobación
de los demás puede tener un efecto muy perjudicial en nuestras vidas.
Nos encontraremos haciendo tantos malabarismos para mantener a todos contentos que puede que acabemos sintiéndonos completamente estresados. A veces trabajaremos un exceso de horas sólo debido a que no podemos decir "no". En otras ocasiones nos involucraremos en algo que sabemos que no es correcto, simplemente para evitar el rechazo.
Una pregunta clave es: ¿Obtener la aprobación o alabanza de los demás es lo que impulsa mis acciones? ¿Se basan mis decisiones en "qué pensarán" en vez de "qué es lo que creo"? ¿Se basan en el miedo a ser rechazados?
Vivir dependiendo de la aprobación de los demás es como vivir en un estado de ansiedad constante.
Así que es momento de hacer una parada. Una buena manera de empezar a reposicionarnos es descubrir nuestros propios valores innatos. Si sientes que estás haciendo algo erróneo sólo para complacer a otros lo más probable es que estés yendo en contra de tus propios valores innatos.
Por tanto, empieza a explorar cuáles son tus valores internos. ¿Los estás comprometiendo a fin de obtener la aprobación de los demás? ¿Realmente quieres seguir haciendo esto? A fin de cuentas, ¿es realmente posible conseguir que todos te aprueben todo el tiempo?
Tomar decisiones basándote en tus valores, en lugar de la aprobación de los demás, es honrar tus valores.
Ahora imagina cómo sería si no necesitaras la aprobación de los demás. ¿Cómo actuarías? Toma tiempo para reconectar con tus cualidades innatas de paz, amor, felicidad y sabiduría. Temprano por la mañana es un buen momento para sentarse tranquilamente en meditación y reflexionar.
Cuando empezamos a vivir en base a nuestros valores innatos y a expresar nuestra verdadera naturaleza y cualidades internas también descubriremos que los demás empiezan a tratarnos con mayor respeto que antes, e incluso pueden sentirse inspirados por nuestro ejemplo.
Nos encontraremos haciendo tantos malabarismos para mantener a todos contentos que puede que acabemos sintiéndonos completamente estresados. A veces trabajaremos un exceso de horas sólo debido a que no podemos decir "no". En otras ocasiones nos involucraremos en algo que sabemos que no es correcto, simplemente para evitar el rechazo.
Una pregunta clave es: ¿Obtener la aprobación o alabanza de los demás es lo que impulsa mis acciones? ¿Se basan mis decisiones en "qué pensarán" en vez de "qué es lo que creo"? ¿Se basan en el miedo a ser rechazados?
Vivir dependiendo de la aprobación de los demás es como vivir en un estado de ansiedad constante.
Así que es momento de hacer una parada. Una buena manera de empezar a reposicionarnos es descubrir nuestros propios valores innatos. Si sientes que estás haciendo algo erróneo sólo para complacer a otros lo más probable es que estés yendo en contra de tus propios valores innatos.
Por tanto, empieza a explorar cuáles son tus valores internos. ¿Los estás comprometiendo a fin de obtener la aprobación de los demás? ¿Realmente quieres seguir haciendo esto? A fin de cuentas, ¿es realmente posible conseguir que todos te aprueben todo el tiempo?
Tomar decisiones basándote en tus valores, en lugar de la aprobación de los demás, es honrar tus valores.
Ahora imagina cómo sería si no necesitaras la aprobación de los demás. ¿Cómo actuarías? Toma tiempo para reconectar con tus cualidades innatas de paz, amor, felicidad y sabiduría. Temprano por la mañana es un buen momento para sentarse tranquilamente en meditación y reflexionar.
Cuando empezamos a vivir en base a nuestros valores innatos y a expresar nuestra verdadera naturaleza y cualidades internas también descubriremos que los demás empiezan a tratarnos con mayor respeto que antes, e incluso pueden sentirse inspirados por nuestro ejemplo.
Facilitado por www.brahmakumaris.org/spain
domingo, 25 de agosto de 2013
MASAJE DEL ALMA
Hoy en día, con gran probabilidad, la mayoría experimentamos tensión de algún tipo en algún momento. A nivel físico, podemos constatar cómo los músculos se vuelven rígidos y nos hacen sentir incomodidad e incluso dolor y molestias. Un buen masaje corporal ayuda a disolver la tensión muscular, permitiendo que los músculos se relajen y distiendan.
Como resultado de esta relajación experimentamos un gran bienestar. Pero… ¿qué sucede con la tensión y la rigidez de la mente? En realidad la tensión física sólo es una manifestación final de toda la tensión que acumulamos en nuestra conciencia.
¿Cómo podemos masajear nuestro ser espiritual? Aprende a ir al silencio y a observar todo lo que sucede como parte de un juego o una obra de teatro. Aprende a separarte, internamente, de todo lo que está aconteciendo.
Simplemente unos momentos en esta conciencia nos permiten darnos cuenta de cómo nos estamos aferrando a las situaciones y eventos. Posiblemente estamos intentando controlar el mundo que nos rodea.
Date cuenta de que desde la paz es desde donde mejor vas a poder influenciar al mundo que te rodea. Desde la paz puedes aportar calidad y perspectiva a todo lo que haces. Deja de aferrarte a tus expectativas y deseos. Deja que la vida fluya según su curso y aprende a fluir con los cambios. Aprende a disfrutar del juego, como un observador desapegado.
Este es el masaje del alma: buscar diferentes momentos durante el día para desconectar del juego, entrar en nuestro espacio interior y conectar con nuestro estado natural de paz espiritual. Las tensiones de la mente se disuelven y la armonía retorna a la conciencia. ¡Pruébalo!
Facilitado por: www.brahmakumaris.org/spain
domingo, 18 de agosto de 2013
Una visión renovada del ser
Para
sentirnos bien, tenemos que comprender que nuestra característica
fundamental es la paz. Siempre lo ha sido y siempre lo será.
Por desgracia, las exigencias, los compromisos, las obligaciones y las responsabilidades del día a día nos limitan y ocupan un lugar tan prominente en la conciencia que no nos sobra tiempo para dar crédito al potencial de ser pacífico.
El ser posee alas y quiere volar. En ocasiones consigue batirlas para alzar el vuelo, pero quizás no tenga suficiente seguridad para, al abandonar su rama, permanecer volando de verdad sin caerse.
¿Qué sucedería si un pájaro batiera sus alas, pero las garras no se soltaran de la rama en la que se encuentra? No volaría y sólo se cansaría. El cansancio y la frustración caracterizan el estado de la persona que no tiene fe en su propia capacidad de volar libremente y sobre todos los obstáculos. Se mantiene agarrada a las ramas del apego que generan una ilusión de seguridad.
Hay una frase popular para ayudar a alguien: «hacerle salir del nido». Pero, ¿quién puede hacer salir del nido al ser para dejarlo volar? Solamente el ser.
El primer paso consiste en aprender a valorar las características de tu personalidad que podrían conferirte una seguridad real, independiente de bastones y de ramas. Las verdaderas cualidades intrínsecas del ser espiritual: la paz, el amor, la seguridad, la felicidad…
El segundo paso consiste en comprender que los defectos y las flaquezas forman parte de un estado de conciencia que ya no voy a nutrir ni desarrollar. Comprendo que es un estado de conciencia erróneo y basado en la identidad falsa del ego.
Cuando alguien está construyendo una casa nueva, todo su amor y esperanza se dirigen al nuevo hogar. El viejo se olvida rápidamente.
Generando una visión poderosa del nuevo ser, todo el interés se dirige al futuro, hacia aquello en lo que me voy a convertir y el pasado ya no tiene fuerza para hacerme retroceder.
Por desgracia, las exigencias, los compromisos, las obligaciones y las responsabilidades del día a día nos limitan y ocupan un lugar tan prominente en la conciencia que no nos sobra tiempo para dar crédito al potencial de ser pacífico.
El ser posee alas y quiere volar. En ocasiones consigue batirlas para alzar el vuelo, pero quizás no tenga suficiente seguridad para, al abandonar su rama, permanecer volando de verdad sin caerse.
¿Qué sucedería si un pájaro batiera sus alas, pero las garras no se soltaran de la rama en la que se encuentra? No volaría y sólo se cansaría. El cansancio y la frustración caracterizan el estado de la persona que no tiene fe en su propia capacidad de volar libremente y sobre todos los obstáculos. Se mantiene agarrada a las ramas del apego que generan una ilusión de seguridad.
Hay una frase popular para ayudar a alguien: «hacerle salir del nido». Pero, ¿quién puede hacer salir del nido al ser para dejarlo volar? Solamente el ser.
El primer paso consiste en aprender a valorar las características de tu personalidad que podrían conferirte una seguridad real, independiente de bastones y de ramas. Las verdaderas cualidades intrínsecas del ser espiritual: la paz, el amor, la seguridad, la felicidad…
El segundo paso consiste en comprender que los defectos y las flaquezas forman parte de un estado de conciencia que ya no voy a nutrir ni desarrollar. Comprendo que es un estado de conciencia erróneo y basado en la identidad falsa del ego.
Cuando alguien está construyendo una casa nueva, todo su amor y esperanza se dirigen al nuevo hogar. El viejo se olvida rápidamente.
Generando una visión poderosa del nuevo ser, todo el interés se dirige al futuro, hacia aquello en lo que me voy a convertir y el pasado ya no tiene fuerza para hacerme retroceder.
Facilitado por: www.brahmakumaris.org/spain
domingo, 16 de junio de 2013
Pensamientos que curan
Actualmente la mayoría de las personas saben que lo que pensamos y lo que sentimos también afecta al cuerpo.
A veces el impacto es pequeño, quizás se manifiesta sólo en un ligero efecto sobre la presión sanguínea o la química corporal. En otras ocasiones puede ser una amenaza para nuestra vida, como por ejemplo cuando el miedo o la ira dañan el corazón, o la infelicidad crónica perjudica nuestras defensas frente a las infecciones y el cáncer. Hay un amplio rango de condiciones intermedias, en las que los sentimientos alterados pueden producir una variedad de achaques y dolores.
La sabiduría antigua así como la ciencia moderna nos informan de que podemos reducir tales riesgos desarrollando una perspectiva positiva. La verdad en el dicho “mente sana en cuerpo sano” está hoy en día más confirmada que nunca. Buscar soluciones positivas, con optimismo y humor, en lugar de sentirse desdichado al enfocarse en todo lo que no va bien, es realmente beneficioso para la salud.
A pesar de la mayor concienciación sobre estas conexiones entre la mente y el cuerpo, pocas personas saben como mejorar la salud y optimizar el bienestar creando pensamientos realmente nutritivos para la mente. Las cuestiones y respuestas que ofrecemos a continuación ofrecen una simple introducción a este importante aspecto del cuidado de la salud.
¿Por qué la vida parece que se está volviendo más dura para muchos?
La sociedad de consumo ha invertido grandes esfuerzos en mejorar las comodidades y medios materiales, pero nuestras mentes han sufrido una desatención. Los niveles en aumento de estados negativos tales como la ansiedad, la adicción, la irritabilidad y la depresión han acompañado los deseos en aumento. A la vez que socavan la salud de las personas, estas actitudes y emociones negativas dañan la sociedad y el entorno provocando una pérdida de valores fundamentales en nuestras acciones. Nos volvemos menos capaces de cuidarnos y de cooperar unos con otros así como con el mundo que nos rodea.
¿Qué podemos hacer?
Cuando nos sentimos tristes y vacíos internamente, nos convertimos en parte del problema en vez de la solución. Con frecuencia, intentamos sentirnos mejor culpabilizando a otras personas o las circunstancias, pero eso sólo empeora las cosas. En lugar de ello tenemos que aprender cómo hacer nuestra mente fuerte. Es decir, llenarla con positividad.
¿Qué es la positividad?
Un atributo o energía sutil y espiritual, natural en todos nosotros, que se puede acumular en la mente al igual que la energía eléctrica se acumula en una pila. Una disposición mental positiva promueve la salud en la persona, y esta energía después fluye de forma natural hacia los demás.
¿Qué clase de pensamientos promueven la positividad?
Cuando pensamos en lo que significa ser humano, en términos de las cualidades comunes a la humanidad tales como el amor, la paz y la alegría, conectamos con una energía de verdad dentro de nosotros. Hay un núcleo de bondad en todos y cuando emergemos esta fortaleza, los sentimientos positivos emergen de forma natural.
¿Cómo podemos retener nuestra positividad?
Trabajando para eliminar la preocupación y el pesar de nuestros corazones y mentes. Nos ayuda el reconocer que los sentimientos negativos son activados por las dependencias hacia algún u otro aspecto físico de la existencia: el cuerpo, las relaciones, la riqueza o las circunstancias en el mundo que nos rodea. Si alguno de estos aspectos está en estado de trastorno, seremos más propensos a alterarnos y preocuparnos. Pero es nuestra dependencia de estas cosas, no el trastorno en sí, lo que nos causa profunda angustia. Si nos liberamos internamente, la preocupación y el pesar terminarán.
lunes, 20 de mayo de 2013
Ser consciente pero no crítico
En el camino de la meditación hay un dicho: “Ver pero no ver, oír pero no escuchar”, lo cual significa permanecer consciente de todas las realidades, incluso las negativas, pero no quedarnos atascados en ellas. Nos quedamos atascados porque reaccionamos. Reaccionamos juzgando, acusando, criticando, etiquetando. Hacemos esto porque nos sentimos amenazados por aquello que nos es desconocido o que no aprobamos. Tan pronto como juzgamos o criticamos lo ponemos todo en compartimentos a nuestra conveniencia, y eso entraña graves peligros. Debido a que vemos el error de la persona o situación decimos: “son así y se les ha de tratar de acuerdo a ello”.
Cuando nuestra visión y actitud permanecen críticas hacia alguien, ellos permanecen tal y como son, ya que por mi parte no hay ninguna aportación de positividad que anime o permita que se produzca un cambio positivo. Hacemos eso constantemente, queriendo que los demás sean mejores de alguna forma, pero en lugar de ayudarles, teniendo fe en ellos y viendo sus buenas cualidades, las ocultamos, concentrándonos en su pasado, sus debilidades y sus errores. Nuestro enfoque se hace negativo, y aún así esperamos que cambien para mejor.
Cuando permanecemos conscientes de una forma desapegada, no pensamos en lo que está mal, sino en cómo podemos poner algo bien, contribuyendo con un sentimiento, actitud o palabra positivos. Tal contribución es un acto generoso, que en lugar de quejarse como hace la gente crítica, ofrece una solución. Una persona espiritualmente despierta mira de ofrecer soluciones, y no se complace quejándose. Madurez es ser completamente consciente, pero de igual forma que uno es consciente, mantenerse igualmente silencioso. Muchas cosas se resuelven por sí mismas si mi aportación es consistentemente bondadosa y tengo una motivación honesta.
Facilitado por http://www.bkwsu.org/spain
domingo, 28 de abril de 2013
GENERAR FELICIDAD
Aprende a sentarte en calma y reunirte contigo mismo con tranquilidad. La paz vendrá y se sentará a tu lado.
Vive con sencillez. Eso significa sólo tomar lo que necesitas de la tierra y de la vida. La recompensa es la abundancia.
Permanece liviano. Aplica un punto final a las preocupaciones en un instante. Cuando decides vivir con liviandad en tus pensamientos y acciones, los demás te ven brillar.
Vive ahora. Disfruta de vivir el momento presente, olvida la negatividad, el desperdicio y los arrepentimientos del pasado. La positividad es el primer paso hacia la paz.
Da generosamente, de todo lo que tienes. Compartir tus regalos con los demás, sin contar su coste, garantiza que recibirás incluso más.
Practica la compasión. Encuentra el perdón. Primero para ti mismo. Después aprende que el perdón derrama bendiciones en todas las direcciones. Al perdonar a los demás, somos perdonados y sanados.
Agradece. Sé agradecido por todo lo que has recibido. La gratitud le da valor a todo lo que posees y aumenta tu alegría.
Sé amigo del silencio. Dirige tus pensamientos hacia tu interior, hacia tu esencia más profunda. El silencio invita a Dios a tu corazón y mente.
Sirve a los demás. Disfruta con servir. Pensar y actuar sólo para nosotros trae una recompensa hueca; servir a los demás crea un profundo pozo de satisfacción.
Practica la paz. La paz es la cualidad original del ser. En su forma más pura, la paz es silencio interior. Consiste en pensamientos positivos, sentimientos puros y buenos deseos. Para tener paz necesitas paciencia. Cuando eres pacífico, creas una atmósfera de paz. La paz en el mundo sólo se puede conseguir cuando haya paz en la mente de cada ser humano.
Hay felicidad cuando se usa cada momento de una manera valiosa. La felicidad es la nutrición que más fortalece. Con felicidad, haces fácil lo difícil, y liviano lo que es pesado. Permanecer feliz y compartir felicidad con los demás es un gran acto de caridad. Cuando eres feliz, entonces no importa lo que suceda, nunca sueltes tu felicidad.
Facilitado por: www.bkwsu.org/spain
martes, 26 de marzo de 2013
domingo, 3 de marzo de 2013
El arte de mantenerse contento
Nos mantenemos contentos cuando reconocemos los beneficios que nos aporta cada escena, cada situación, y cuando reconocemos la belleza y las cualidades de cada alma (¡empezando por nosotros mismos!).
Podemos revisar nuestra capacidad de permanecer contentos si somos capaces de pensar sobre el pasado sin arrepentimiento y sobre el futuro sin miedo.
Permanecer contento es una gran virtud, aunque puede que al principio no atraiga nuestra atención. Aquellos que están realmente contentos, normalmente no hablan acerca de ello. Es un placer estar en su compañía, ya que están llenos, son pacíficos y generosos.
La experiencia de estar contento no les viene a aquellos que disponen de muchos medios, sino a aquéllos cuyas necesidades son pocas.
Hacer buen uso de lo que tenemos y desprendernos de lo que no necesitamos ni usamos nos ayuda a vivir una vida sencilla y sentirnos contentos.
Cuanto más positivos sean los pensamientos que fluyen a través de mi mente, más contento me sentiré. Es fácil sentirse contento cuando se nos alaba o aprecia, pero seguir contentos cuando somos criticados o rechazados es el indicador de la verdadera fortaleza espiritual. La forma de desarrollar este nivel de fortaleza es aprender acerca de la forma de amar de Dios. Sólo cuando estoy en profunda contemplación puedo ver cómo Dios me muestra la clase de amor que necesito expresar de forma que yo mismo nunca rechace o critique y siempre genere buenos deseos hacia los demás. Entonces me sentiré satisfecho no importa lo que la vida me arroje.
Facilitado por http://www.bkwsu.org/spain
miércoles, 27 de febrero de 2013
sábado, 23 de febrero de 2013
DAR FELICIDAD Y TOMAR FELICIDAD
Se dice que la felicidad es la mejor nutrición del alma. Vivir en un estado de felicidad es vivir en plenitud.
Sin embargo, esto sólo es posible cuando entendemos la diferencia entre la felicidad espiritual y la felicidad limitada y temporal, es decir, basada en la satisfacción de los deseos limitados de la mente.
La felicidad que de verdad nos nutre no proviene del exterior, del mundo físico material que nos rodea. La felicidad espiritual es una felicidad sutil que surge de forma natural cuando llenamos nuestro intelecto de conocimiento espiritual, cuando llenamos nuestra mente y corazón con experiencias de amor y silencio, cuando desarrollamos todo nuestro potencial de cualidades y virtudes y cuando contribuimos al mundo de forma significativa para elevar la conciencia de quienes nos rodean.
La felicidad temporal es una experiencia transitoria que se produce al satisfacer algún deseo limitado. Sea una satisfacción a través de los sentidos físicos o la consecución de cierto respeto, consideración, nombre o fama, esta felicidad ni nos llena ni nos nutre realmente. Sólo nos deja satisfechos temporalmente, lo que provoca que volvamos a buscar esos estímulos, llegando a desarrollar adicciones.
La felicidad que necesita el alma es un estado, no una sensación pasajera. Se trata de vivir desde la felicidad y no sólo en su búsqueda. Esto es posible cuando reconocemos y experimentamos que mi naturaleza eterna, la del alma, es de felicidad. Se trata de conectar con mi esencia de felicidad.
Y otro principio espiritual importante a fin de mantener la experiencia de la felicidad es entender que cuanto más donamos felicidad a otros, más incrementa la nuestra. La felicidad nunca se consume al compartirla, sino al contrario, incrementa en nuestro interior y a la vez llena de luz la vida de los demás.
Por otro lado, para proteger este tesoro más preciado de la felicidad, es esencial desaprender el hábito de tomar pesar. A veces son los demás los que se comportan de forma negativa o infeliz, y cometemos un gran error cuando nos dejamos influenciar por su infelicidad.
Con atención y con sabiduría, tenemos que aprender el arte de preservar nuestra felicidad interior, como quien protege un espacio sagrado, donde no debemos permitir que entre ninguna influencia que no queremos. Esto requiere determinación y la fortaleza del silencio que obtenemos de la práctica de la meditación.
Sin embargo, esto sólo es posible cuando entendemos la diferencia entre la felicidad espiritual y la felicidad limitada y temporal, es decir, basada en la satisfacción de los deseos limitados de la mente.
La felicidad que de verdad nos nutre no proviene del exterior, del mundo físico material que nos rodea. La felicidad espiritual es una felicidad sutil que surge de forma natural cuando llenamos nuestro intelecto de conocimiento espiritual, cuando llenamos nuestra mente y corazón con experiencias de amor y silencio, cuando desarrollamos todo nuestro potencial de cualidades y virtudes y cuando contribuimos al mundo de forma significativa para elevar la conciencia de quienes nos rodean.
La felicidad temporal es una experiencia transitoria que se produce al satisfacer algún deseo limitado. Sea una satisfacción a través de los sentidos físicos o la consecución de cierto respeto, consideración, nombre o fama, esta felicidad ni nos llena ni nos nutre realmente. Sólo nos deja satisfechos temporalmente, lo que provoca que volvamos a buscar esos estímulos, llegando a desarrollar adicciones.
La felicidad que necesita el alma es un estado, no una sensación pasajera. Se trata de vivir desde la felicidad y no sólo en su búsqueda. Esto es posible cuando reconocemos y experimentamos que mi naturaleza eterna, la del alma, es de felicidad. Se trata de conectar con mi esencia de felicidad.
Y otro principio espiritual importante a fin de mantener la experiencia de la felicidad es entender que cuanto más donamos felicidad a otros, más incrementa la nuestra. La felicidad nunca se consume al compartirla, sino al contrario, incrementa en nuestro interior y a la vez llena de luz la vida de los demás.
Por otro lado, para proteger este tesoro más preciado de la felicidad, es esencial desaprender el hábito de tomar pesar. A veces son los demás los que se comportan de forma negativa o infeliz, y cometemos un gran error cuando nos dejamos influenciar por su infelicidad.
Con atención y con sabiduría, tenemos que aprender el arte de preservar nuestra felicidad interior, como quien protege un espacio sagrado, donde no debemos permitir que entre ninguna influencia que no queremos. Esto requiere determinación y la fortaleza del silencio que obtenemos de la práctica de la meditación.
jueves, 24 de enero de 2013
domingo, 16 de diciembre de 2012
miércoles, 5 de diciembre de 2012
sábado, 1 de diciembre de 2012
La profunda filosofía del Karma
Cada acción que realizamos, cada palabra que pronunciamos, todo lo que generamos en nuestra conciencia, incluso cada pensamiento que creamos, son como semillas que plantamos y que producirán fruto, tarde o temprano.
Cuanto más experimentamos con este principio y más observamos su funcionamiento, más secretos sutiles descubrimos.
Por ejemplo, cuando alguien critica a otros o esparce sus errores en conversaciones, generalmente piensa que lo que está diciendo es sensato y correcto. Sin embargo, de acuerdo a la poderosa ley del Karma, si hoy difamo a alguien, otra persona me difamará a mí mañana. La energía negativa de la crítica y la difamación se esparce a gran velocidad, al igual que los gérmenes de una enfermedad. Y finalmente, al igual que el eco, esa energía retorna a quien la ha generado.
Una cosa es hablar del error que alguien ha cometido con la intención de ayudarle, con buenos deseos, en el momento adecuado y con las personas adecuadas. La intención es clave. Si la intención es benevolente, los sentimientos y las palabras serán precisos.
El arte de permanecer en un estado de bienestar espiritual constante es incompatible, con frecuencia, con hacer lo que a uno le apetece. Hacer lo que apetece sólo genera bienestar temporal, pero no podemos evitar la influencia sutil del retorno de lo que hacemos. En cambio, cuando cuidamos la intención y los sentimientos detrás de todo lo que hacemos, nos aseguraremos de que nuestras palabras y acciones sean precisas, y se basen en buenos deseos y sentimientos de beneficio hacia los demás. De lo contrario, estos errores sutiles son un obstáculo en que consigamos un estado elevado y positivo de conciencia.
Ser cuidadosos y atentos con la ley del Karma es el método para convertirnos en la personificación de la satisfacción.
Facilitado por: //www.bkwsu.org/spain
sábado, 10 de noviembre de 2012
HUMILDAD Y GRANDEZA
La humildad es un signo de grandeza. Cuanto más humilde es un alma, automáticamente se hará grande en los corazones de todos. Sin hacernos humildes no podemos convertirnos en donadores de felicidad para todos.
La humildad es el antídoto para el ego. Las semillas de la humildad automáticamente nos permiten obtener el fruto de la grandeza. La humildad, de forma fácil, nos hace cercanos al corazón de todos. La humildad se expresa a través de la actitud, de la visión, de las palabras y se manifiesta especialmente en las relaciones con los demás.
Si hay ego en la actitud, surgen palabras erróneas y la visión es de arrogancia. El ego nos aleja del corazón de todos, crea separación y muros entre las personas.
La humildad es un signo de fortaleza y poder espiritual. Sólo un alma poderosa puede realmente ser humilde. El estado espiritual preciso es de equilibrio entre el auto-respeto y la humildad. Humildad no tiene nada que ver, como piensan algunos, en sentirse menos que los demás. El alma que tiene verdadera humildad, es consciente de la grandeza de su ser y de sus cualidades, pero al mismo tiempo reconoce y valora la grandeza y las cualidades de los demás. No necesita demostrar nada, sabe que su ser verdadero se revela de forma automática a través de su actitud, palabras y acciones.
La humildad es la base de la renovación, el cambio y la transformación. Cuando somos humildes, nos es fácil reconocer y aceptar lo que tenemos que cambiar.
Nos permite aceptar con actitud positiva la crítica y la corrección.
Con humildad podemos avanzar rápido en el proceso de nuestra transformación espiritual.
Facilitado por: http://www.bkwsu.org/spain
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